Penny Necklace. Café Comercial

 

No es fácil hacer lo que Odette, líder y MC del proyecto Penny Necklace, hace encima del escenario… Solo aquellos que han pasado interminables horas encerrados consigo mismos afilando su arte, la técnica, depurando movimientos, consiguen que al observador lo difícil le parezca fácil, natural. Esa es la clave y lo que Odette consigue cuando se pone detrás del micrófono, naturalidad. Cuando presenta su espectáculo en solitario, sin la banda con la que estamos acostumbrados a verla, lo hace rodea de sintetizadores, loopers, IPad, e incluso una guitarra que, al preguntarle por la procedencia de la misma, con sonrisa traviesa contesta,- “Es una Nisu rara que me pille en U.S.A…”-“Una Nisu?”- “Sí, ni su puta madre la conoce.”-

El concierto de Penny Necklace en el Comercial puso el broche final a lo que ha sido la edición 2018 del Madrid Design Festival. Los mundos de la moda, el diseño, el cine y la música han aunado fuerzas durante diez días para ofrecer todo tipo de eventos y fiestas en diferentes locales de la capital como el centenario Café. El escenario no podía ser más apropiado para que Penny tocara hasta nueve temas de su último trabajo de estudio, La Luz, y otros tres de trabajos anteriores con los que abrió el show. En él nos habla de amor, desengaño, de la condición humana… pero sobre todo de posibilidades.

Comienzo tremendamente eficaz. Un charles a corcheas indicaba el camino a seguir. Antes de que hubiera pasado un minuto de concierto ya le habíamos oído acordarse de la madre de algún ex de esos que todos recordamos con amargura y resentimiento. Una canción tras otra utilizó siempre la misma fórmula de tal manera que produjo un sin fin de resultados diferentes; empezar por lo simple e ir superponiendo tracks, loops, ritmos y voces hasta que la sensación para el espectador es la de estar escuchando un solo bloque compuesto de muchas partes, y vuelta a lo simple pero esta vez de un solo golpe, como quien le corta la cabeza a un pollo, no como quien pela una cebolla.

Odette, dueña absoluta de los tiempos de su espectáculo, progresivamente y como con cariño nos cogió de la mano y nos llevó de un color a otro, de una sensación a otra… historias que empezaron en Amarillo y acabaron en Rosa. No pretendo ponerme profundo en esta crónica, es que ella, buscando la sinestesia, nombra sus canciones con colores. De forma a la vez directa y subliminal consigue que vayamos creando nuestras propias asociaciones. A todos nos pidió el cuerpo bailar y nos llenamos de determinación cuando, ya terminando la tarde, empezó a repetir una vez tras otra aquello de… “el futuro depende de lo que hagamos hoy, el futuro depende de hoy.” La música es electrónica, pero la sensación es orgánica. En su forma de moverse y conectar con el público se unen la fuerza de lo femenino y la calma de quien está seguro y a gusto con lo que hace. Para gustos hay colores, y yo entiendo que no todo el mundo conecta con lo que Penny Necklace hace, pero cuando uno está viendo a Odette es difícil negar que estas en presencia de un artista como la copa de un pino.

Texto: Rafael Noriega Muñoz

Foto: David Prida( Django Desencadenado)