Capsula. Sala El Sol

Ardía la calle, ardían los bares, la gente se preparaba para ser golpeada por una banda enorme, sideral , de fuera de la tierra y más allá del espacio exterior, una droga dura metida en un recipiente gelatinoso llamado CAPSULA.

Un escenario preparado para la ocasión, con una dirección artística digna de un premio, distribución eficiente de un espacio que se agrandó virtualmente para que entrase toda la inmensidad de esta banda Argentino-Bilbaína con las caras de Martin Guevara, voz y guitarra y Coni Duchess al bajo- como elementos principales de la formación, hijos del underground, dúo loco , adictos al rock, el exceso musical y contorsionista-; una batería duplicada, cuatro baquetas elegantes, sexis, cada una con un ritmo, cada una con su sello, otro dúo resplandeciente el formado por Alba Granados y Mariana Pérez; y las seis cuerdas multiplicadas por dos, otro dúo explosivo, sudoroso, guitarras que impactan como disparos sin preguntar, sin piedad, solo aniquilan y destruyen con ritmo y un lujo plástico que enamora, ellos son Gonzalo Portugal y Gaizka Insunza; y por si fuera poco, unas teclas superiores, bondad en una mirada malévola, unos dedos juguetones y un cuerpo estilizado, hijo del glam, el señor Rubén Garatea.

Si a todo eso se le une que las luces estuvieron a cargo de una «iluminada» Ainara Junguitu, pinchando como si estuviera tocando una sinfonía al piano, dedos vibrantes que seguían el ritmo de la música- solo es posible un aplauso gigante para ella- el resultado es de relamerse los labios de arriba a abajo, de izquierda a derecha, sin dejar rastro de ese dulce prohibido.

La ocasión para este evento fue la celebración y recuerdo de un mito, el señor David Bowie, y aunque ellos ya sacaron su “Ziggy Stardust” disco homenaje, era necesario que se reunieran con el público y  trasladaran esas pistas grabadas en estudio, a un espectáculo impactante y gozoso como el que  pudimos ver en la sala El Sol.

Así gota a gota ,como ese elixir mágico que nos daban en los bares para paliar la tristeza y el dolor,  cayó un setlist de matrícula de honor con “Starman”, “It ain´t easy”, “Hang On to yourself”, “Ziggy Stardust”, “Rock´n roll suicide”, “Soul love”, “Lady stardust”, “Star”, “Get in on” ( como nos gusta T-Rex),”Heroes” y “Moonage daydream” entre otras, sin pausa, sin un resquicio para la respiración, y con esa sorpresa con nombre y apellidos llamada Maika Makovski, que en un solo tema lo dio todo como si fuera su última actuación.

La gente apretaba, buscaba aire, quería más, CAPSULA nos dio un placer insostenible, y nos hizo pensar que por noches como esa merece la pena la música, merece la pena ir a los directos para olvidar todo lo malo y acercarse al infierno, sin dejar de estar en el cielo, porque no hay nada mejor que tener calor y refrescarse con una buena limonada regada con el mejor de los licores.

Brillante como ese rayo que fue Mr. Bowie.

Texto: David Prida (Django Desencadenado)

Fotos: David Prida (Django Desencadenado)