Cass McCombs Teatro Lara

 

Cass McCombs siempre ha citado, sobre todo al principio de su carrera, su apego por la existencia nómada, por el no parar, de una ciudad a otra, viviendo en coches o en cámpings, cambiando esta cama por aquel sofá. No ha de extrañar tampoco, en vista de eso, que tras publicar su primer largo, “A” (2003), se pasara dos años de gira, tocando en todos lados, tanto por su cuenta, desde conciertos en pisos hasta el festival All Tomorrow’s Parties, como abriendo para otros, caso de Blonde Redhead. Tenía el pedigrí de haber girado antes con Palace y añadió a continuación el de compartir tour con Modest Mouse al sacar su segundo álbum, “PREfection”, en 2005. Ahí empezó su incursión en las listas de lo mejor del año, de los “artists to watch”, una circunstancia que con el paso del tiempo se fue convirtiendo en habitual. Su indie rock de ascendencia lo-fi se coronó en 2011, cuando lanzó dos álbumes, “Wit’s End” y “Humor Risk”, cuarto y quinto de su carrera, como uno de los talismanes del presente alternativo. Ambos desvelaban con mayor temple que nunca hasta la fecha, y tocando más la fibra, su aura enigmática de vagabundo dylaniano, menos obtuso que antes al afrontar el desespero y la soledad. Complementarios, “Wit’s End” más barroco y “Humor Risk” más relajado. Esa misma senda, la del temple que sabe profundizar, la de latir más fuerte, sangrar más, pero hacer que no lo parezca, la exploró con “Big Wheel And Others” (2013), disco doble con veintidós canciones. Su sucesor, “Mangy Love” (2016), con colaboraciones como las de Angel Olsen y Blake Mills, lo llevó por terrenos de soul experimental y de una psicodelia retorcida, dando como resultado un rock con alta graduación en pureza y el trabajo suyo que mejor encajaba con los parámetros de su directo. El 8 de febrero ha publicado una nueva obra, “Tip Of The Sphere”, en el sello Anti. En esta entrega ha incorporado más referencias a su rock clásico, aunque con su habitual sutileza, con ecos que pueden ir desde Richard Thompson hasta Warren Zevon, si bien con su americana expansiva Elliott Smith continúa siendo, tal vez, la principal referencia que viene a la mente.

Sello: Epitaph

Procedencia: Estados Unidos