Travellin’ Brothers. Clamores

Asistir a un concierto de los Travellin’ Brothers es jugar con las cartas marcadas para garantizarse una escalera de color y dejar a tu rival con cara de repóquer.

Y no vamos a engañarnos, en la nota mecánica nos gusta apostar fuerte, y si puede ser, sobre seguro, porque amamos las caras de repóquer y sobretodo queremos y apreciamos el trabajo bien hecho y el respeto por los oyentes, que al final son los que más importan.

Estos muchachos norteños parecen salidos de un barrio sureño de otros mares lejanos y vaporosos, se han ido a grabar un discazo a Nashville y tuvimos la suerte de asistir a su presentación en el templo Clamores.

Fue poner un pie sobre el escenario y la temperatura subió cinco grados, el buen rollo y el buen poso de esta banda activó el interruptor del huracán blues y todas sus variedades, porque aunque muchos puretas conservadores se empeñen en defenestrar todo lo que suene a moderno, mezcla o fusión, la clave está en coger todo ese contenido añejo, su clasicismo, experiencia y esencia ahumada y meterlo en la coctelera para sacar un combinado de música chispeante que te golpea por todos los sitios sin saber de dónde vienen los golpes. El disco se llama “13Th Avenue South”  cocinado con instrumentos vintage con tanta personalidad que si pudieran hablarían y contarían cosas que no se pueden contar, y estos señores se atreven a plasmar en directo ese sonido que contienen temas espídicos como “The Spur”, “Sweet Corrine”, “I Believe” o “The power of your love” dando toques personales y muy currados para dotar de vida propia la actuación, todo en un concierto de los Travellin’ se multiplica por infinito: Que te gusta el baile, pues coge ese baile y multiplícalo por infinito, que te gustan  los pianos duplicados con teclas eternas, divertidas y pícaras, pues coge los pianos de los Travellin’ y multiplica por infinito, y así hasta que te aburras o te explote la cabeza del gusto. Y como dominadores del quick, de esa actividad llena de latigazos, también son capaces de bajar el tempo y meternos en un túnel slow de sensaciones y emociones con tanta pureza y verdad que es imposible no emocionarse ante disparos de la categoría de “As good as it gets”, “Oh my river” y “A Better day”, y cuidado porque cuando parece que han bajado las defensas del público  sonríen y dicen ¡Vamos amigos hagamos el pollo!, “Last Fair deal Going Down” y “Loving Place” suenan como truenos en una tarde tranquila de verano, traen humedad, frescor y limpieza para nuestras mentes depravadas e insensatas, están tan seguros de saber lo que hacen que pueden llegar a asustar, firmaríamos una póliza de seguro a su favor sin dudarlo, queremos garantizar su eterna y larga carrera musical ,tener a gente como ellos tan cerquita y saber que somos paisanos nos llena de orgullo, porque como muy sabiamente nos dijo Aitor en la entrevista que les hicimos -“Todo es Blues amigos”- Los Travellin’ aparte de brothers son blues con mayúsculas y una gran familia, así que parafraseando al gran Fran Cea me permito el lujo de decir

                                                                           – NO SOMOS DIGNOS-.

Enorme banda, enorme disco y pedazo de gira que tienen por delante.

Texto: David Prida ( Django Desencadenado).

Fotos: David Prida ( Django Desencadenado).

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